el agua entra galopando por las escotillas,
los remaches saltan de su lugar,
dejando al liquido otro sitio mas por donde colarse.
Al tiempo que la presión va aumentando,
podemos ver a las ratas intentando escapar,
sin dejar de llevarse cuanto les sea posible cargar,
mientras los últimos valientes se hunden en la profundidad.
Al final solo existe la calma y el vaivén del mar,
y mientras el silencio se asienta una vez mas,
las ratas cobardes se ahogan,
sin darse cuenta de que todo había terminado antes de empezar.
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